Cómo añadir el té a tu rutina de belleza
El té puede ser un aliado poderoso en tu rutina de belleza. A continuación, te presentamos algunas formas de incorporar diferentes tipos de té e infusiones en el cuidado diario de tu rostro.
1. Té verde para un rostro radiante
El té verde es conocido por sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Aquí tienes algunas formas de usarlo:
Tónico facial: Prepara una taza de té verde fuerte y deja que se enfríe. Utiliza un algodón para aplicarlo sobre tu rostro después de la limpieza y antes de la hidratación. El té verde ayuda a reducir el enrojecimiento y la inflamación.
Mascarilla casera: Mezcla té verde en polvo con miel y yogur natural para crear una mascarilla nutritiva. Aplícala en tu rostro y déjala actuar durante 15-20 minutos antes de enjuagar con agua tibia.
2. Infusión de manzanilla para desinflamar ojos
La manzanilla tiene propiedades calmantes y antiinflamatorias, perfectas para aliviar los ojos cansados.
Compresas para los ojos: Infusiona dos bolsas de té de manzanilla en una taza de agua purificada hirviendo por 8 minutos. Permite que se enfríen y colócalas en el refrigerador. Una vez frías, ponlas sobre tus ojos cerrados durante 10-15 minutos para reducir la hinchazón y las ojeras.
Mascarilla facial nutritiva: Agrega avena molida y miel a tu infusión de manzanilla. Aplica la mezcla sobre la piel limpia y seca, deja actuar durante 15 minutos y luego enjuaga con agua tibia.
3. Té negro para eliminar impurezas
El té negro te ayuda a mantener tu rostro libre de impurezas, radiante y renovado. Prueba estas dos formas de incorporarlo a tu rutina de belleza:
Baño de vapor facial de té negro: Hierve agua y agrega unas bolsitas de té negro. Deja que el vapor envuelva tu rostro para limpiarlo y desintoxicarlo de manera efectiva.
Tónico contra impurezas: Mezcla ¼ taza de té negro frío y ¼ taza de agua de rosas fría en una botella con atomizador y aplícalo dos veces al día para limpiar tu cara.
Recuerda que el té es sólo un auxiliar para mantener saludable tu rostro. Los hábitos alimenticios, la hidratación y la protección solar también influyen en el estado de tu piel.